A conclusione dell’Assemblea
plenaria (14 novembre scorso) della Conferenza episcopale
del Cile i vescovi hanno reso noto un Mensaje de los
Obispos al pueblo de Chile che analizza le principali sfide che
devono affrontare oggi le famiglie cilene (www.iglesiadesantiago.cl).
Documento conclusivo de la 108ª
Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile - Nov. 2014
1. Los Obispos de la Iglesia Católica
en Chile, reunidos en Asamblea Plenaria, hemos orado al Padre común
de la familia humana, por cada uno de ustedes y especialmente por las
familias y las realidades familiares en sus necesidades.
2. El Sínodo Extraordinario de Roma
nos ha sensibilizado muchísimo sobre la hermosura y las dificultades
de ser y hacer familia en estos tiempos. Hemos recibido como buena
noticia el deseo del Papa Francisco de profundizar la reflexión de
este Sínodo: “Ahora todavía tenemos un año para madurar, con
verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas, y para
encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e
innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar
respuestas a tantos desánimos que circundan y sofocan a las
familias”.
Colaboración en la reforma educacional
3. Es imposible pensar en la familia
sin pensar en la formación integral que ella, por vocación, debe
procurar a sus hijos, sirviéndose también de los establecimientos
educacionales más adecuados, sean estos estatales, privados o
subvencionados. Unos y otros están al servicio del bien público que
es la educación. Pero nos parece oportuno insistir en mejorar los
establecimientos estatales municipalizados o semejantes como una de
las formas más adecuadas para lograr la deseada inclusión.
4. La Iglesia está de acuerdo en la
necesidad de una reforma educacional y para lograr este propósito
seguiremos colaborando en aportar con los proyectos presentados por
el gobierno, desde nuestra identidad y buscando siempre el desarrollo
integral de la persona y de todas las personas, insistiendo también
en la capacitación de los profesores y la carrera docente, base
esencial de la educación junto a los padres y apoderados.
Defensa y promoción de la vida
5. La familia también pone de relieve
otras materias discutidas en estos días como son el aborto y la
eutanasia, temas que merecen una profunda reflexión. En ellos se
juega la visión acerca de la persona humana y de la sociedad que
queremos construir y nuestra fidelidad estricta con el don de la vida
que todos decimos respetar y proteger.
6. Desde la vida y enseñanza de Jesús,
de donde emana nuestra concepción cristiana de la persona humana,
defendemos la vida de los más débiles como son el niño en el
vientre de su madre, así como de los enfermos también jóvenes, de
los adultos mayores debilitados por los años y el sufrimiento, a
quienes en vez de una muerte buena y digna se les quiere ofrecer, una
opción que jamás será solución: la decisión de quitarle o de
quitarse la vida. Nos hace bien recordar el mandamiento que reserva
la vida humana a Dios, sustrayéndola a la decisión del ser humano:
“no matarás”.
Matrimonio y familia
7. En estos tiempos urge fortalecer la
familia. Ello significa permitir que el niño nacido pueda contar con
un padre y una madre que le conduzcan hasta su mayor desarrollo
posible y puedan enriquecer su amor en la común tarea, de forma
unida y sin límite de tiempo, es decir, en el matrimonio en el
ámbito civil o religioso. Creemos, por ello, que es necesario
reforzar las políticas públicas encaminadas a promover el
matrimonio fundado entre un hombre y una mujer.
8. El matrimonio no puede quedar
relegado a un acto, en la práctica, simbólico. Nos preocupa lo que
sucederá si se aprueba el proyecto de ley que quiere introducir una
regulación de las uniones de hecho, tanto entre parejas de distinto
sexo como del mismo, más conocido como Acuerdo de Vida en Pareja
(AVP).
9. En su texto actual, las normas y
efectos propios del matrimonio, que hasta hoy son exclusivos de esta
institución social fundamental, son atribuidas, en términos muy
similares, a quienes celebren ese acuerdo, aunque a ellos no se les
exija prueba evidente de estabilidad ni un compromiso fiel y único o
el deber de ayudarse en toda circunstancia, aún en la adversidad
económica o de otra naturaleza. Ni siquiera se les exige vivir
juntos, y pese a ello, se le otorgan efectos respecto de los hijos
que nazcan durante su vigencia. De este modo, a dos realidades
esencialmente distintas se les estarán concediendo los mismos
efectos o beneficios, dejando al matrimonio, finalmente, como un mero
nombre, carente de estatuto propio y original y desperfilado en sus
deberes y derechos.
10. El matrimonio pasará a ser una
opción más de regulación de la vida afectiva, sin mayor relevancia
jurídica o social, siendo esto contrario a la realidad esencial,
histórica y sociológica de ser la célula básica de la sociedad.
La familia chilena
11. También hemos reflexionado sobre
los desafíos que nos merece la familia grande a la cual
pertenecemos: es la sociedad variada y multicultural que habita en
Chile. Tanto al interior de la Iglesia como en el corazón de la
sociedad vivimos tiempos de impaciencia, en que oponemos nuestras
diferencias en vez de dialogarlas; en que con facilidad
descalificamos al adversario, en vez de darnos el tiempo de
conversar; en que muchos voceros de nuestra diversidad no suelen
contribuir al entendimiento. Se viene a nuestra memoria la percepción
del Papa Juan Pablo II: “Chile tiene vocación de entendimiento y
no de enfrentamiento”. Y con esa vocación podemos caminar hacia el
futuro gestionando los cambios que anhelamos, contribuyendo entre
todos a construir una sociedad más justa y fraterna que, por sobre
todo, honre a los más débiles, a los más vulnerables y a los que
sufren discapacidades muchas veces ocultas a los ojos de nuestra
sociedad.
12. Miramos con especial preocupación
el incremento de la violencia en medio de nuestra sociedad,
especialmente en atentados terroristas, y a través de actos de
delincuencia cada vez más sofisticados, que revelan la existencia
del crimen organizado, además del flagelo del narcotráfico en medio
nuestro.
13. Tampoco nos son indiferentes los
diversos escándalos en el ámbito económico, muchos de ellos
causados por la codicia, generalmente en desmedro de nuestros
compatriotas menos favorecidos, y que incluso han dañado seriamente
en ciertas ocasiones el prestigio de la política.
14. Todo esto hiere a la familia
chilena, que en su gran mayoría hace esfuerzos extremos para
sobrevivir cada día con recursos mínimos, evidenciando así la
vergonzosa brecha social entre ricos y pobres, quienes permanecen
excluidos del desarrollo, situación que en reiteradas ocasiones
hemos denunciado. Hoy prestamos especial atención a quienes han
perdido su fuente de trabajo. Apelamos no solo a la generosidad, sino
en primer lugar al sentido de justicia de todos aquellos que pueden
colaborar a crear empleos decentes con salarios dignos.
15. Queremos recordar que la violencia
nunca ha sido la vía para solucionar los conflictos y las
injusticias. Los treinta años de la exitosa mediación papal entre
Chile y Argentina que evitó una guerra, nos dice elocuentemente que
el diálogo sincero y honesto es el camino para la paz y la justicia.
16. Con profundo dolor y vergüenza
hemos conocido, en su estado actual, una nueva sentencia condenatoria
contra un clérigo por abuso sexual a una menor. La vida y la
integridad de la víctima es nuestra primera preocupación, y tanto a
ella como a su familia, así como a la comunidad educativa expresamos
nuestra cercanía y solidaridad. Pese a todo, nos anima a renovar
nuestro compromiso radical para prevenir que casos como este se
repitan, disponiendo todos los medios para ello.
Oremos durante este mes de María
Uniendo nuestros deseos a la oración,
invocamos como siempre la protección de la Virgen del Carmen y junto
a ella, con la Sagrada Familia en su modesta casa de Nazaret, los
invitamos a rezar esta breve plegaria con que termina el Mensaje a
los Pueblos del Sínodo Extraordinario de la Familia:
“Padre, regala a todas las familias
la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una
familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para
vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean
signos de confianza y de esperanza y a los jóvenes el coraje del
compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el
pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a
mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver
florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa
y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la
misericordia''.
Punta de Tralca, 14 de noviembre de
2014.
LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE
CHILE
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